martes, 6 de octubre de 2009

Y ahora qué? ( un análisis de las elecciones en Totoras)

El 27 de setiembre se llevó a cabo el último proceso electoral del año. El próximo va a poner en juego la Intendencia.
¿ Quiénes ganaron y quiénes perdieron?
En general, las elecciones de medio tiempo, donde solo se eligen concejales, permiten análisis que demuestran que ninguno perdió. Los que ganaron alguna banca, festejan, los que no, festejan haber mejorado la cantidad de votos y así hasta el infinito.
Sin embargo resulta interesante un análisis un poco más profundo de lo que pasó, y sobre todo una lectura de lo que va a pasar de aquí en adelante.
Quien más arriesgaba en esta elección era Walter Raitteri. Una buena elección lo afirmaba en su carrera por la Intendencia. Quedó claro que está lejos de la cantidad de votos que se necesita para obtener ese cargo. Podrá ser candidato pero no va a poder ganar. Salvo que pasen algunas cosas.
El oficialismo hizo una buena elección. Sin embargo resulta curioso que el Intendente se ponga al frente de la victoria, cuando nunca se puso al frente de las derrotas, que fueron mas y muchas veces catastróficas en el medio tiempo. Esta y otra anterior fueron las únicas que ganó el oficialismo cuando se eligieron concejales solamente, y las razones fueron varias y no pasaron por el apoyo del Ejecutivo.
El peronismo disidente mantuvo sus votos de la elección pasada, lo que no permite abrir juicios sobre el futuro. Quien será el candidato a Intendente en esta no participó, pero pareciera que 1300 votos es el techo al que puede aspirar este sector.
El Partido Humanista mejoró algo su performance, y por lo menos esta vez le ganó al voto en blanco, pero no escapa a nadie que si va a crecer de a 50 votos por elección, van a hacer falta cincuenta años para que lleguen a ganar una banca. Deberá si quiere crecer, dejar de ser un partido familiar, para convertirse en una opción de gobierno.
Desde el 28 de setiembre, comenzó la carrera por la Intendencia, y van a empezar a producirse cambios, tenues al principio pero mas definitivos después.
Vernet decía que era tan tonto el que se peleaba con el gobernador los primeros dos años, como el que era amigo del gobernador los últimos dos. En EEUU llaman a lo que ocurre los últimos dos años de un gobierno que no va a ser reelecto, el sindrome del pato rengo. Y es que todos toman distancia del gobernante, y el poder de éste se licúa rapidamente.
¿ Que puede pasar?. Sin tener la bola de cristal es dificil predecir el futuro, pero la lectura de algunos acontecimientos y el conocimiento del accionar de los dirigentes locales, me permiten aventurar algunas opiniones.
28 años de gobierno de una sola persona, ha producido una falta de recambio de dirigentes que afectó a la coalición gobernante, pero también a los opositores. En el camino quedaron diversos proyectos que se estrellaron contra la permanencia del actual Ejecutivo.
El justicialismo entró en estado deliberativo. No tiene candidato a Intendente y tendrá que construirlo en el próximo año. No es una tarea fácil, máxime cuando no tiene el aparato provincial que lo apoye y la relación con el gobierno nacional es por lo menos complicada. Si se amigan con Kirchner se pelean con Reutemann, y viceversa.
El peronismo disidente no tiene votos para aspirar a la intendencia. Ni siquiera para ganarle a un candidato nuevo sin antecedentes políticos. Mucho menos para enfrentar a candidatos con más trayectoria y más conocimiento. Su estrategia de pasar de ser una oposición salvaje y sin códigos, a ser oficialistas rayando con la obsecuencia, con el doble objetivo de coptar votos del oficialismo y producir rupturas dentro de ese sector, no les ganó votos, pero si deterioró la imágen del Ejecutivo, fundamentalmente para adentro, entre sus seguidores mas fieles. Un objetivo de dos cumplido no es tan malo, a pesar de todo. Ahora, con la nueva composición del Concejo volverán a constituirse en opositores.
En algo coinciden la estrategia de los dos peronismos. Ambos tratan de generar divisiones en el oficialismo, pensando acertadamente que dos listas oficiales que no sumen, los acercan al Palacio de los Cristales. Por esa razón elogian permanentemente e impulsan a pelear por la Intendencia a algún dirigente del oficialismo. Saben que no va a ganar pero puede producir una sangría de votos que puede ser la llave del resultado. Saben también que a quien impulsan se cree todos los elogios, y jamás renunciará a ser candidato a algo. Si no va él en la boleta, seguramente va a romper el sector. Siempre lo ha hecho. Quienes pretenden refundar el radicalismo no tienen que perder de vista estos antecedentes, porque el trabajo puede resultar, a ulimo momento, totalmente estéril.
Pero es una pena que la oposición pierda tiempo pensando como hacer para dividir el oficialismo, porque el oficialismo se va a dividir sin ayuda de nadie.
Mientras el Intendente insista en imponer un candidato esto va a ser inevitable. Muchos dirigentes toleraron la repetición de mandato, esperando su momento. No van a tolerar que ahora desde el poder digan quien puede o no ser candidato.
Esa decisión política de quien gobierna, tiene dos problemas:
1º: No vivimos en una monarquía hereditaria y para gobernar hace falta juntar los votos.
2º: Los votos no se trasladan automáticamente.Un candidato puesto a dedo no garantiza una victoria, y hay sobradas experiencias de ésto. El Trebol, sin ir mas lejos.
Por otro lado, si alguien piensa que votando al elegido, quien va a seguir gobernando o participando del gobierno es el actual intendente, se va a equivocar de medio a medio. No conocen la persona detrás del personaje.
Hoy por hoy, la coalición gobernante irá a la próxima contienda electoral con dos listas, por lo menos, que bajo la figura de partidos locales evitará la realización de internas, de resultado incierto para cualquier de los nombres que se preparan para el 2011. Convengamos que la realización de internas no garantiza que el oficialismo se unifique. Es muy común que el que quede desplazado automáticamente se quede en su casa ( en el mejor de los casos), o directamente trabaje para los opositores.
Si todo pasa de esta manera, el que gane no va a necesitar 3.000 votos. Con 2.000 puede ganar. El final será abierto, y todos quienes se presenten tendrán posibilidades y podrán soñar.
Como decía Camarotta: “ No se vayan que ahora viene lo mejor”


Ruben Oscar Tagliaferri