viernes, 20 de mayo de 2011

FIN DE EPOCA


Esta nota se escribió los primeros días de febrero. No se publicó antes para que no interfiriera en la campaña ni sirviera de caballito de batalla para ningún candidato. Son mis ideas y nadie tiene porque compartirlas a priori. Aquí están para que todos las evalúen y las analicen. Seguramente muchos ciudadanos vamos a compartir algunas de ellas y disentiremos con otras, y esta es la gran virtud de la democracia. Sin etiquetar a nadie de conservador, de gorila, o de fascista. Simplemente tratando de construir una comunidad con una mejor calidad de vida. Y con la tranquilidad que da no ser candidato a nada.



FIN DE EPOCA

Se cierra un ciclo histórico en nuestra ciudad. Luego de 28 años finaliza la gestión de Nelson Marcolini al frente del municipio local.
Podemos asegurar que no volverá a repetirse una etapa de esta magnitud. Para quienes recordamos Totoras de fines de los 70 y la vemos hoy, resulta innegable el crecimiento, el salto de calidad que ha dado la vida de los totorenses.
Marcolini llegó al gobierno comunal como consecuencia del arrastre de votos que produjo en el país el fenómeno de Raúl Alfonsín. Quienes lo propusieron como candidato lo hicieron convencidos de que la elección no se iba a ganar. La experiencia demostraba que el radicalismo salía tercero o cuarto en las elecciones locales, dependiendo si hubiera tres... o cuatro listas. De haber pensado que esa posibilidad existía, otros hubieran sido los candidatos.
Totoras dejó de ser Comuna y se convirtió en ciudad de su mano. Una administración casi familiar, se convirtió en una gestión organizada, seria, eficaz. Ha sido un honor participar de esta gestión, para todos quienes de una u otra manera aportamos algo para el éxito de la misma. Cuando está tan de moda y aceptado por todos, que los gobernantes deben resignar sus principios para congraciarse con el gobierno central porque es el que maneja la billetera y premia a los amigos y castiga a los adversarios ( concepto tan antirrepublicano que da miedo que los ciudadanos lo acepten como algo tan normal), la administración Marcolini debió lidiar con la permanente obstrucción, discriminación y falta de atención de las sucesivas gestiones peronistas en la provincia. Durante la primera gestión de Reutemann, me tocó como funcionario acompañarlo a Santa Fe en diversas oportunidades, y soportar que cuando queríamos ver a algún funcionario, primero nos preguntaran de donde éramos y que signo político tenía la Municipalidad, para luego mágicamente luego de un rato de amansadora, una secretaria muy atenta saliera a decirnos que el funcionario “ casualmente” ( o debo decir causalmente) había tenido que salir de urgencia y que lamentaba no poder atendernos.... Y todavía hay quienes consideran a Reutemann un buen gobernante.....
El 90 % ( por ser generosos) de lo que se hizo en Totoras, se hizo con los recursos aportados por los propios totorenses, mientras también aportamos para que se hicieran obras en la ciudad de Santa Fe, en localidades vecinas y hasta en el conurbano bonaerense, lugar donde el gobierno provincial aceptó regalar parte de los recursos de los santafesinos.
Pero, una gestión tan prolongada también ha causado problemas, especialmente en la política local. Ha impedido el recambio generacional y la aparición de nuevos dirigentes, ha congelado el horizonte político y hoy, luchan por su sucesión, los mismos dirigentes de hace un par de décadas, y que han tenido la suerte de que la salud los acompañara, como diferencia sobre otros que por cuestiones naturales hoy ya no están.
No tengo dudas que este recambio debió impulsarse antes, pero desde el poder uno tiende a pensar que nadie hará las cosas mejor que uno. Y el cementerio está lleno de personas que pensaban que el mundo no podía funcionar sin ellos. Un recambio a tiempo hubiera permitido el crecimiento de dirigentes, muchos de ellos alejados de la política y cansados del mas de lo mismo; y el ascenso a niveles superiores de la política de aquellos que se lo merecieran. Lamentablemente en política, cuando el tren pasó, no hay manera de alcanzarlo.
¿ Cuáles son las expectativas de la población? ¿ Alguno las sabe? ¿ Lo que propondrán los candidatos, es lo que realmente piensan, o harán demagogia tratando de decirle a la gente lo que las encuestas dicen que quieren escuchar? ¿ Alguien tendrá un plan de gobierno serio y realizable?
Las encuestas son útiles pero un dirigente que gobierne de acuerdo a las encuestas, será uno más del montón. El político debe tener ideas propias y llevarlas adelante. La ciudadanía expresará con el voto su acuerdo o desacuerdo con el proyecto. Es fácil decirle a la gente lo que quiere escuchar, pero no siempre es sano para la visión abarcadora de la realidad que tiene que tener un gobernante. Las políticas sectoriales han demostrado sobradamente su destino al fracaso.
Terminadas las internas ( esta nota se escribe los primeros días de febrero, cuando ni siquiera están definidos los precandidatos) la población habrá escuchado a grandes rasgos las ideas de todos quienes se postulan. Sin escucharlos aún, permítanme esbozar mi visión sobre el futuro de la ciudad.
El próximo gobierno será, sí o sí, un gobierno de transición. No se sale de la impronta dada a una administración por una conducción férrea como la de Marcolini, sin tener que cambiar muchas cosas. Algunos dirán que su gobierno será el continuador del que finaliza, pero esto es mentira. Es irrealizable y además es bueno que así sea. Hay que construir una nueva administración, que por propia definición será distinta.
¿ Qué significa un gobierno de transición? Que debe convocarse a ocupar los cargos a las personas más idóneas disponibles sin distinción de partidos de pertenencia. Por supuesto, y se sobreentiende, ni amigos ni parientes en la gestión, si carecen del perfil necesario para la función. Y sería todo un gesto de compromiso que quien asumiera declarara públicamente su autolimitación a las reelecciones indefinidas, hasta que la autonomía municipal permita dictar una Carta Orgánica que limite esta posibilidad. Con esta declaración, garantizaría el apoyo de todos los sectores, la colaboración en el gobierno, y sobre todo, la posibilidad de fijar una agenda para el futuro, donde se marque el rumbo con coincidencias básicas que todos se comprometen a seguir, y que los ciudadanos puedan controlar.
¿ Cómo imagino esa nueva gestión? Por cuestiones de extensión, limitémonos a cinco puntos que marquen el rumbo que sueño.
Primero: Una gestión donde los ciudadanos tengan una mayor participación en las decisiones que afectan a toda la comunidad.
Se impone la aplicación del Presupuesto Participativo. Cada vecino, cada zona, cada barrio de la ciudad, tiene que poder opinar sobre las obras y los servicios que necesita y que está dispuesto a pagar con sus tributos.
Segundo: Una gestión descentralizada donde cada área tenga la suficiente autonomía para llevar adelante el proyecto que se acuerde dentro del Ejecutivo, y donde el funcionario a cargo sea el responsable de los éxitos y también de los fracasos. Totoras es ya muy grande para que todas las decisiones pasen por un solo escritorio.
Tercero: Creación de una Secretaría de Desarrollo Social, que se encargue de paliar las necesidades de quienes menos tienen, pero también de impulsar el trabajo, la educación, la salud, y el deporte para todos los ciudadanos, llevando adelante un plan integral.
Cuarto: El Concejo Municipal tiene que cogobernar, tal como surge claramente de la Ley Orgánica de Municipalidades, y eso significa asumir las obligaciones y compromisos de la gestión pública. Tomar decisiones y salir a explicarla a los ciudadanos. Como Presidente de la Cooperativa de Agua Potable me ha tocado solicitar en el Concejo la autorización para efectuar aumentos en la tarifa de agua, de acuerdo a la legislación vigente y como consecuencia del proceso inflacionario real, y nunca, repito, nunca, conseguimos que el Concejo avalara con una decisión este pedido. Simplemente dejaban pasar el tiempo para que el pedido se aprobara solo como marca la legislación mencionada, pero claramente nunca estuvieron dispuestos a asumir el costo político de la medida. Eso si, a la hora de pedir exenciones o condonaciones de deudas para quienes no pagaban el servicio, ahí si recibíamos notas con membrete y firma de los concejales solicitantes. Este doble discurso se tiene que terminar si alguna vez queremos ser una ciudad en serio.
¿ Qué significa cogobernar? Simplemente que el Concejo se haga cargo de sus responsabilidades. Por ejemplo: los pliegos de las Licitaciones Públicas deben ser aprobados por el Concejo, cosa que nunca se ha hecho, lo cual es muy cómodo para el Ejecutivo que gana en celeridad, y para el Concejo que evita críticas de los posibles oferentes, tal vez amigos o vecinos. Pero no siempre habrá una administración que cuide el dinero de los contribuyentes y por eso existe este sistema de control. En adelante imagino un Concejo responsable y comprometido, con concejales a la altura de las circunstancias.
Quinto: Comprometer a cada funcionario y a cada empleado en la gestión de la ciudad. Nada puede hacerse ( y nada se hizo) sin el aporte de todos los agentes municipales, y es fundamental que se sientan parte de los éxitos y de los fracasos. Que se pongan la camiseta de la Municipalidad, y que asuman la defensa de los intereses comunales como propios. Es la única manera de terminar con la desidia, la indolencia y hasta con los perjuicios que por daños y robos sufre sistemáticamente el patrimonio municipal, que es de todos.
En fin como corolario, vemos con preocupación que en otras jurisdicciones se ha hecho costumbre traer al Municipio gente de otros lugares para garantizar los votos necesarios que permitan perpetuarse en el gobierno, aumentando el clientelismo político e incrementando los gastos en ayuda social, el empobrecimiento de la comunidad, y el aumento de la inseguridad, además de afectar los diversos servicios ante el incremento inusitado de la demanda. ¿ Alguno de nuestros candidatos pensará usar ese sistema? Bueno sería que aclararan su posición sobre lo referido al fomento de las migraciones internas, que no pueden prohibirse, pero que tienen que tener un control que garantice la posibilidad de trabajo, vivienda, salud y educación a todos quienes quieran habitar esta ciudad. Piensen simplemente que todos quienes hoy estamos en Totoras, estamos aquí porque nosotros o nuestros antecesores decidieron vivir aquí. ¿ Dónde estaríamos si alguien hubiera decidido cerrar las puertas?
Por lo demás, los ciudadanos podrán deducir la conducta de los candidatos con el comportamiento que asuman en la campaña. Quien no cuide su propio patrimonio por la ambición de llegar al poder, o comprometa el municipal a cuenta de futuros triunfos, no podemos esperar que cuide el de todos nosotros cuando esté en el Palacio de los Cristales.
Totoras ha tenido un pasado brillante, y tiene un presente promisorio. El futuro, está en manos de cada uno de nosotros. Como dijo Saénz Peña: “ Sepa el pueblo votar”.


RUBEN TAGLIAFERRI