domingo, 16 de septiembre de 2012

Ganar la calle

De pronto, el gobierno que hacía un culto de las manifestaciones callejeras para bañarse de legitimidad frente a los sectores que no compartían su estilo autoritario y corrupto de gobierno, se quedó sin respuestas.

De pronto, las manifestaciones callejeras no reflejan más el sentir de la gente, sino el de los grupos monopólicos, golpistas, destituyentes y amantes de la dictadura militar.

De pronto, funcionarios que se han enriquecido de manera inexplicable, que viven en Puerto Madero, que tiene propiedades en el exterior, son los fiscales que deciden que quienes se movilizan con reclamos al gobierno, son de clase alta, a los cuales le molesta la gran tarea de distribución de la riqueza que hace el gobierno nacional y popular.

De pronto, una tibia oposición dedicada a negociar migajas del poder con el gobierno, asumiendo posiciones críticas para la tribuna pero asegurando con su voto o su ausencia que los proyectos hegemónicos del poder tengan un tránsito fácil por el Congreso, se encontraron con que la gente los descubrió. Que ya no pueden seguir diciendo que son opositores mientras apoyan y elogian publicamente o en secreto las actitudes de un gobierno hacia el cual sienten más envidia que aversión. Un gobierno que hace las cosas que a ellos les gustaría hacer y que no se animan. 

El 13 de setiembre algo cambió. El gobierno y sus aliados políticos de la izquierda, y sus aliados de los negocios de la derecha, se encontraron con cientos de miles de personas pacíficas que sin romper nada, sin quemar nada, y sin cobrar por movilizarse, salieron a la calle a decir basta. A decir que el " Que se vayan todos" que había desvelado a Néstor Kirchner y lo había mantenido atemorizado los primeros tiempos de su gobierno, cuando casualmente tomó las medidas más democráticas y en franca oposición a lo que fue como patrón de estancia de Santa Cruz, está de vuelta. Y que ese reclamo se llevará puesto a todos los que hacen piruetas dialécticas para mostrar que todo anda bien ( desde el gobierno ) o que las cosas no están tan mal ( desde la oposición).

Solo le queda al gobierno la represión, y a los opositores de café, blanquear su genuflexión y exigir que el kirchnerismo les pague en blanco el sueldo que hasta ahora les pagaba por debajo de la mesa. 

Poco queda rescatable para pensar en una salida política de alternativa. Stolbizer, Carrió, Macri, algunos radicales, y poco más. El resto es más de lo mismo. Un peronismo opositor que si gana absorberá sin distinciones a todos los K que quieran pasarse de bando, y que por supuesto no juzgará ni condenará a nadie.  No habrá castigo para Zaffaroni, Lorenzetti, Oyarbide, y demás jueces adictos al poder. No habrá juicio y castigo para legisladores como Pichetto, Agustín Rossi, Navarro, y Conti. No habrá intervención y cárcel para Insfrán, Gioja o Urtubey. No se juzgará a Milagros Sala, Dante Gullo, o Verbitsky, y sobre todo, no habrá cárcel para Cristina, su familia, y su cohorte de ministros corruptos. 

Si cualquiera de las variantes peronistas ganara en el 2015, como dijo Moreno " Sera nuestro destino mudar de tiranos, sin destruir la tiranía".

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